AL CAPONE EN CHICAGO
Uno de los personajes más vinculados a la historia de la ciudad es Al Capone. El célebre mafioso nació en Brooklin, Nueva York, y murió en Miami, pero pasó más de una década en Chicago, donde forjó su oscura leyenda.
Capone llegó a Chicago en 1919 junto a su mentor Johnny Torrio. Pronto estaba al frente de una banda dedicada al juego ilegal, el tráfico de alcohol y la trata de prostitutas.
En 1926 era el principal criminal de Chicago, aunque su vida pública era intachable y gozaba de una buena reputación. En aquellos años, la lucha contra sus rivales fue encarnizada e implacable, pero sus planes estaban tan bien diseñados que la policía nunca pudo relacionarlo con ninguno de ellos.
Al Capone creó en Chicago un entramado secreto de bares y salas de juego. La venta clandestina de alcohol en una época en la que imperaba la Ley Seca y el juego ilegal le proporcionaban la mayor parte de sus ganancias, que a finales de los años 20 se estima que rondaban los 100 millones de dólares.
A pesar del gran número de asesinatos en los que se cree que estuvo implicado y todos los hechos delictivos que se le adjudican, Al Capone acabó siendo detenido y condenado por algo mucho más trivial: evasión de impuestos.
El mafioso fue encarcelado en 1932 en una prisión de Atlanta, desde donde siguió manejando su imperio del crimen. Dos años más tarde, en 1934, fue trasladado a la prisión de máxima seguridad de Alcatraz.
Después de salir de la cárcel en 1939, se marchó a vivir a Florida. Aunque no volvió a residir en vida en Chicago, sus restos mortales sí descansan en la ciudad, concretamente en el Cementerio Mount Carmel.